Diseño de datos para quienes crean y gestionan productos (once conceptos)

El buen diseño de datos salva vidas, empresas, carreras profesionales y tardes de domingo. Las buenas visualizaciones nos ahorran tiempo, dinero, enfermedades y disgustos. Saber diseñar y visualizar datos es una de las habilidades más preciadas entre quienes crean y gestionan productos y servicios.

Aquí van once consejos, pautas o ideas de quienes enseñamos en el Instituto Tramontana, especialmente útiles si te dedicas a crear, diseñar o gestionar productos digitales.

Vamos allá:


Se trata de diseñar señales

Los datos sin diseño son ruido. Distraen, aturden y confunden. Diseñarlos es, ante todo, decidir cuáles vamos a mostrar y cómo, o sea, convertirlos en señal. Después vienen los atributos visuales: forma, color, tamaño, posición, significados, metáforas, movimiento… Pero nada de eso es (buen) diseño si antes no se ha separado la señal del ruido.


Todo se reduce a una pregunta

Una visualización debe ser siempre la respuesta a una pregunta: ¿Necesitamos más equipo? ¿Hay que abrir más tiendas? ¿Está afectando un producto a las ventas de otro?

La pregunta viene de negocio, de estrategia, del equipo comercial… la respuesta ocurre desde el diseño. Cuanto más clara, más real y más directa sea la pregunta, más sencillo será diseñar la visualización que le de respuesta.

Los tres usos del diseño de datos

Para descubrir, para entender o para decidir. Esos son los tres usos de una visualización de datos. No hay más. Y cualquier otra que se salga de eso, probablemente sea ruido.


Uno: visualizar para descubrir

Entre los datos se encuentran fenómenos, relaciones, causas, que sólo aflorarán con la perspectiva y la visualización adecuadas. En el capítulo 2 del curso de Visualización de Enfoques se cuenta cómo Edward Tufte probó que el desastre del Challenger se podría haber evitado correlacionando visualmente las temperaturas y los fallos de las anillas de los cohetes en los días de lanzamiento. Del mismo modo, ciento cincuenta años después, Minard demostró que las grandes bajas de la tropa napoleónica en la campaña rusa no se debieron a la guerra, sino al frío y a los cruces de ríos.

La visualización de tendencias, de cambios de tendencia o las correlaciones entre fenómenos son las tres formas en que el diseño de datos nos puede desvelar motivos y causas de prácticamente todo lo que se pueda medir.


Dos: Visualizar para describir

Usamos el verbo ver como sinónimo de entender: “no lo veo claro”, “ahora lo veo”. No es casual. La vista informa al cerebro de manera directa, sin pasar por el centro de procesamiento del lenguaje. Por eso, tardamos menos en comparar dos objetos visualmente que leyendo sus dimensiones, o entendemos mejor el funcionamiento de un sistema complejo mediante diagramas que con descripciones verbales. Piensa en una red de metro, el plano de unos grandes almacenes o la evolución de tu peso en los últimos 10 años.

Las visualizaciones son un instrumento poderoso para contar, narrar, describir, con más potencia, velocidad y menos esfuerzo cognitivo que cualquier otro.

La comparación, la disección, las distribuciones en secuencias temporales o en cartografías son tus aliadas cuando quieres describir con rapidez, eficiencia y objetividad.


Tres: visualizar para decidir

¿Lleno el depósito? ¿Cuánta insulina me inyecto? ¿Incrementamos el presupuesto en publicidad? ¿Vendo esos Bitcoin? Decisiones.

De todas las preguntas que podemos hacerle a los datos, las más relevantes son las que darán respuestas accionables, las que nos ayudan a decidir sobre algo importante. Y si diseñamos bien esos datos, la visualización no dejará lugar a dudas.

Cuanto más concreto sea el umbral de decisión, más evidente y manifiesta tiene que ser la señal que nos da esa visualización. Un ejemplo: el coche nos muestra la gasolina que queda (informar), pero sólo nos alerta cuando entramos en reserva y hay que repostar (decidir). Otro ejemplo: los termómetros modernos se iluminan de rojo cuando la temperatura de la persona supera los 37,5ºC. Hemos cruzado un umbral de decisión y tiene que haber alertas. Seguro que te vienen a la cabeza muchos más ejemplos.

La anatomía de una señal

Convertir los datos en información, en criterio y en entendimiento. También mandar señales. Forma, color, tamaño, posición, fondo, movimiento, vibración, sonido… Esos son los ingredientes para convertir datos en información y entendimiento. Pero a veces queremos avisar, alertar o dirigir la atención. Para lograrlo provocamos cambios perceptibles y notables en alguno de esos ingredientes: un sonido repentino, una vibración, un cambio de color, un parpadeo…

Nuestro cerebro busca patrones, se acomoda en ellos y se alerta cuando ese patrón se interrumpe o se rompe. En ese momento, revisa buscando nuevos patrones para volver a comprender. Así trasladamos las señales.

Evita la polución visual

Es frecuente ver visualizaciones cuya única utilidad es epatar, deslumbrar, alardear. No satisfacen ninguna necesidad, no responden a ninguna pregunta, consumen recursos físicos, virtuales y cognitivos. Son ruido, polución visual. Evitemos caer en ellas, por responsabilidad y respeto a quienes tendrán que verlas o usarlas.

La frugalidad como táctica

Al diseñar una visualización, gasta sólo los recursos necesarios y que transmitan información. No uses color, sonido, cambios de posición, etc. si no sirven para responder a *la pregunta*. Usa esos ingredientes como si te cobrasen por ellos, con mesura y sólo cuando sean necesarios.


Dispositivos, interfaces y outputs

Cada canal tiene sus mecanismos de output, sus maneras de convertir datos a estímulos sensoriales. Una TV, un altavoz, el papel, un smartwatch o un móvil tienen maneras diferentes y complementarias de transmitir información; pueden usar imágenes, luces, sonidos, iconos, palabras o vibración, por separado o a la vez, con más o menos frecuencia, intensidad, volumen o detalle. La mejor visualización es la que emplea los recursos adecuados de cada dispositivo, la que los convierte en lenguaje de interfaz.

Piensa en el consumo energético de un hogar “¿Llevo mucho gastado?” Las maneras en que respondemos a esa pregunta desde el móvil o desde Alexa son completamente diferentes. En el móvil podemos ser más descriptivos (mira la gráfica de consumo), en Alexa podemos ayudar a la decisión con una locución: “Javier, tu factura de la luz ya pasa de 200 euros este mes ¿Quieres que pasemos a modo ahorro energético?”

Conoce el dispositivo que usará tu receptor, el contexto en el que lo usará y las posibilidades de su interfaz. Así tendrás la clave de qué y cómo diseñar eficientemente.


Mentir con visualizaciones ¡Ay!

Un gran poder conlleva… Ya sabes. En la fuerza de una buena visualización está su peligro. Diseñando bien los datos podemos ayudar a detectar lo relevante, comprender lo complejo o decidir lo urgente. Diseñándolos mal —o peor aún, intencionadamente mal— podemos provocar confusión, inducir a error o manipular comportamientos.

Las mismas leyes y principios que describen cómo las personas perciben y procesan los estímulos, son las que algunos usan para manipularlas. Modificar los ejes de una gráfica, provocar distorsiones ópticas, omitir datos o exagerar señales… Por desgracia, son prácticas muy frecuentes que pueden beneficiar a corto plazo pero acaban dañando la reputación de quien cuenta, quien diseña y quien firma esos mensajes. Además, son ética y moralmente reprobables. No muerdas esa manzana.


En mayo de este año, el Instituto Tramontana imparte un programa de diseño y visualización de datos de ocho sesiones, para personas que quieran aprender los conceptos y ponerlos en práctica tutelados por los mejores expertos.

 


Si no te es posible asistir, hemos creado un curso en video de 12 lecciones llenas de ejemplos y ejercicios, entretenido y cargado de rigor, que sintetiza lo más importante y necesario de esta disciplina. Siguiendo este enlace llegas a una página con el temario, la información y respuestas a tus posibles preguntas. Si tienes dudas, pregunta en tu entorno, mucha gente ha cursado ya este formato y podrá darte su opinión.

Aquí tienes el trailer del curso:

Instituto Tramontana